En
una jornada interminable que empezó el 13 y terminó la mañana del
14, el movimiento de mujeres se cargaba al hombro una de las
victorias más deseadas por todas, a fuerza de lucha y movilización
se llevaba la media sanción por la legalización del aborto de la
cámara de diputadxs.
La
escena va a ir mutando a lo largo del día, lo que ahora son caras
que desbordan ansiedad y energía, se van a transformar en ceños
fruncidos, ojos enrojecidos y enfurecidos ante la traición de
quienes van a votar contra nosotras.
La
carpa se empezó a levantar a las 8 de la mañana, la lluvia
amenazaba pero no se animó a quedarse más allá de las 9, cuando el
refugio que nos iba a cobijar hasta que se conociera la votación, se
terminó de armar.
-
No alcanzamos a poner los pañuelos que ya pasó el primer
antiderechos a decirnos como tenemos que cuidarnos si no queremos
quedar embarazadas – dice una de las integrantes de socorristas en
red, a la que se le nota que el cansancio la acompaña hace días.
Los
mensajes de whatsapp empiezan a circular, imágenes sobre lo que va
pasando en otros lugares, la cuenta regresiva de lo que falta para
que empiece la sesión, el horario de llegada de cada una que buscará
dejar todo tipo de responsabilidades atrás para poder estar
solamente siguiendo la sesión. Hoy no hay hijxs, trabajo, estudio
que eclipse lo que está pasando en el congreso.
-
¡Pibas largó la sesión!
Y
la catarata de corazones verdes cómplices, el emoji más usado por
estos días, llueve por cuanto grupo feminista una integre.
El
recinto enfoca las primeras caras, los pañuelos atados a los
micrófonos de las bancas, la corbata verde de Lipovetsky, el outfit
verde-campaña-por-el-aborto-legal de algunas diputadas, el glitter y
las gemas, todo suma para hacer más grande el nudo en la garganta
que este día provoca.
-¡Qué
está diciendo este hijo de yuta! - grita una reconocida abogada
local con su campera verde dentro de la carpa que ya tiene sillas
ordenadas y pantallas transmitiendo en vivo la sesión.
-
Vas a ver que lxs que empiezan diciendo que esta es una sesión
histórica se re cagan en nosotras- las apuestas sobre si votan a
favor en contra cuando no está demasiado definido el voto de quien
habla, se va a convertir en un ejercicio de paciencia para una
jornada eterna.
Las
horas avanzan y la ansiedad nos come por dentro, es lava devorándose
todo, queremos saber, queremos ojos y oídos en los pasillos y los
despachos donde el lobby y la presión pesan tanto como cada palabra
de lxs oradores ahí adentro.
A
las 19 hs está previsto un pañuelazo, las que estamos en la
asamblea organizadora nos distribuimos tareas, somos buenas para
esto, ninguna le esquiva a nada, multiplicamos esfuerzos, el sol baja
y el frío nos avisa que no nos va a hacer fácil la vigilia.
****
¡Toque
bocina, salve las dos vidas!
Unas
20 personas con banderas argentinas y globos celestes está apostada
en las escalinatas de la municipalidad. Les piden a los
automovilistas que hagan sonar la bocina para apoyar su tímida
manifestación.
Sabemos
que tenemos que dar un mensaje claro a las nuestras, no nos acercamos
a este grupo durante el pañuelazo ni en ningún momento, nuestra
fiesta está acá, no respondemos a provocaciones, lo pedimos por el
micrófono que momentáneamente deja de emitir los discursos de lxs
diputadxs.
Las
adolescentes nos ven y vienen en bandada a pedirnos por favor
pañuelos, que si tenemos, que dónde pueden conseguir. Repetimos
como autómatas el versito, que quedan unos 100 y antes del pañuelazo
por allá- señalamos el límite de la plaza- los van a poder
conseguir.
-
Yo tengo dos, uno mío y otro colgado en la mochila, el de la mochila
se lo di a una chica que me vino a preguntar. Todas hicimos lo mismo.
Nadie se guarda nada.
Los
tambores suenan y es un shock de energía, llega el grupo de tamboras
feministas y se abren paso entre las pibas. Nos arrastran con su
música a la calle, las rodeamos en un cordón mientras su directora
empieza a contagiar cantando ¡Aborto legal, que sea leyl! ¡Aborto
legal, que sea ley!
Ya
es de noche hace rato, el frío en esta ciudad que es la puerta de la
patagonia tiene más de esta, que de sudoeste bonaerense. Algunas
empiezan a coordinar la noche, abrigo, víveres, termos y termos de
mate y café.
-
Tengo la lista de oradorxs, esto está retrasado en una hora por lo
menos.
Sacamos
cuentas y concluímos en que se vota a las 8. Algunas saben que no
van a poder quedarse, el trabajo y las obligaciones del otro día les
impiden darse el lujo de no dormir; masticando bronca van dejando la
carpa con la promesa de mensajes constantes y recomendaciones de
quien tiene la posta en redes sociales.
-Sigan
a estas periodistas y a este chabón que están tirando data desde
adentro.
Seguir,
seguir, seguir aprietan todas sin detenerse a preguntar.
-Se
vota a las 9 chicas, están queriendo recortar discursos porque se va
a la mierda el horario.
***
Dos
abajo
Ya escuchamos a la que nos dijo
perras, al de los canguros, al cobarde de Facundo Garretón al que le
tuiteamos como enajenadas que ese circo que hizo con la encuesta le
va a costar la carrera política, que subestimó al movimiento de
mujeres y que votar contra nosotras tiene su precio.
Todas ateas esperando el milagro.
Se vota a las diez, yo no llego, me
tengo que ir. No voy a poder seguirla desde acá, pero estamos
conectadas pibas. Llego y me baño para sacarme el entumecimiento
principalmente cerebral porque ya no puedo ni pensar en que se nos
está por ir en unos pocos votos la media sanción.
Me recuesto con la radio abajo de la
almohada, hablan de un gesto del gobierno para levantar a dos
diputados y que se incline la balanza, pero ese gesto no aparece. No
se si duermo o no y sigo escuchando que las sororas no paran y los
aliados le piden a la cámara que escuche la marea verde que afuera
del congreso no la paran ni los caminantes blancos. ¿Cual va a ser
la reacción de esa marea si votan en contra de ellas?
Tres diputadxs peronistas de La Pampa
se convierten en héroes y heroínas de capa verde. Estamos ganando
literal sobre la hora referí.
Monzó más agotado que maestra
jardinera en diciembre habilita la votación.
129 a favor, 125 en contra. Mis gritos
y mi llanto que no son míos, asustan a una de mis hijas, no puedo
explicarle que esto es pura alegría feminista.
Estamos en la final. Fundido a verde.
Así lo necesitamos, así lo luchamos.
Foto de Macarena Haspert
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