26/6/18

Te quiero verde

En una jornada interminable que empezó el 13 y terminó la mañana del 14, el movimiento de mujeres se cargaba al hombro una de las victorias más deseadas por todas, a fuerza de lucha y movilización se llevaba la media sanción por la legalización del aborto de la cámara de diputadxs.


La escena va a ir mutando a lo largo del día, lo que ahora son caras que desbordan ansiedad y energía, se van a transformar en ceños fruncidos, ojos enrojecidos y enfurecidos ante la traición de quienes van a votar contra nosotras.

La carpa se empezó a levantar a las 8 de la mañana, la lluvia amenazaba pero no se animó a quedarse más allá de las 9, cuando el refugio que nos iba a cobijar hasta que se conociera la votación, se terminó de armar.

- No alcanzamos a poner los pañuelos que ya pasó el primer antiderechos a decirnos como tenemos que cuidarnos si no queremos quedar embarazadas – dice una de las integrantes de socorristas en red, a la que se le nota que el cansancio la acompaña hace días.

Los mensajes de whatsapp empiezan a circular, imágenes sobre lo que va pasando en otros lugares, la cuenta regresiva de lo que falta para que empiece la sesión, el horario de llegada de cada una que buscará dejar todo tipo de responsabilidades atrás para poder estar solamente siguiendo la sesión. Hoy no hay hijxs, trabajo, estudio que eclipse lo que está pasando en el congreso.

- ¡Pibas largó la sesión!

Y la catarata de corazones verdes cómplices, el emoji más usado por estos días, llueve por cuanto grupo feminista una integre.

El recinto enfoca las primeras caras, los pañuelos atados a los micrófonos de las bancas, la corbata verde de Lipovetsky, el outfit verde-campaña-por-el-aborto-legal de algunas diputadas, el glitter y las gemas, todo suma para hacer más grande el nudo en la garganta que este día provoca.

-¡Qué está diciendo este hijo de yuta! - grita una reconocida abogada local con su campera verde dentro de la carpa que ya tiene sillas ordenadas y pantallas transmitiendo en vivo la sesión.

- Vas a ver que lxs que empiezan diciendo que esta es una sesión histórica se re cagan en nosotras- las apuestas sobre si votan a favor en contra cuando no está demasiado definido el voto de quien habla, se va a convertir en un ejercicio de paciencia para una jornada eterna.

Las horas avanzan y la ansiedad nos come por dentro, es lava devorándose todo, queremos saber, queremos ojos y oídos en los pasillos y los despachos donde el lobby y la presión pesan tanto como cada palabra de lxs oradores ahí adentro.

A las 19 hs está previsto un pañuelazo, las que estamos en la asamblea organizadora nos distribuimos tareas, somos buenas para esto, ninguna le esquiva a nada, multiplicamos esfuerzos, el sol baja y el frío nos avisa que no nos va a hacer fácil la vigilia.
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¡Toque bocina, salve las dos vidas!

Unas 20 personas con banderas argentinas y globos celestes está apostada en las escalinatas de la municipalidad. Les piden a los automovilistas que hagan sonar la bocina para apoyar su tímida manifestación.

Sabemos que tenemos que dar un mensaje claro a las nuestras, no nos acercamos a este grupo durante el pañuelazo ni en ningún momento, nuestra fiesta está acá, no respondemos a provocaciones, lo pedimos por el micrófono que momentáneamente deja de emitir los discursos de lxs diputadxs.

Las adolescentes nos ven y vienen en bandada a pedirnos por favor pañuelos, que si tenemos, que dónde pueden conseguir. Repetimos como autómatas el versito, que quedan unos 100 y antes del pañuelazo por allá- señalamos el límite de la plaza- los van a poder conseguir.

- Yo tengo dos, uno mío y otro colgado en la mochila, el de la mochila se lo di a una chica que me vino a preguntar. Todas hicimos lo mismo. Nadie se guarda nada.


Los tambores suenan y es un shock de energía, llega el grupo de tamboras feministas y se abren paso entre las pibas. Nos arrastran con su música a la calle, las rodeamos en un cordón mientras su directora empieza a contagiar cantando ¡Aborto legal, que sea leyl! ¡Aborto legal, que sea ley!

Ya es de noche hace rato, el frío en esta ciudad que es la puerta de la patagonia tiene más de esta, que de sudoeste bonaerense. Algunas empiezan a coordinar la noche, abrigo, víveres, termos y termos de mate y café.

- Tengo la lista de oradorxs, esto está retrasado en una hora por lo menos.

Sacamos cuentas y concluímos en que se vota a las 8. Algunas saben que no van a poder quedarse, el trabajo y las obligaciones del otro día les impiden darse el lujo de no dormir; masticando bronca van dejando la carpa con la promesa de mensajes constantes y recomendaciones de quien tiene la posta en redes sociales.

-Sigan a estas periodistas y a este chabón que están tirando data desde adentro.

Seguir, seguir, seguir aprietan todas sin detenerse a preguntar.

-Se vota a las 9 chicas, están queriendo recortar discursos porque se va a la mierda el horario.

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Dos abajo

Ya escuchamos a la que nos dijo perras, al de los canguros, al cobarde de Facundo Garretón al que le tuiteamos como enajenadas que ese circo que hizo con la encuesta le va a costar la carrera política, que subestimó al movimiento de mujeres y que votar contra nosotras tiene su precio.

Todas ateas esperando el milagro.

Se vota a las diez, yo no llego, me tengo que ir. No voy a poder seguirla desde acá, pero estamos conectadas pibas. Llego y me baño para sacarme el entumecimiento principalmente cerebral porque ya no puedo ni pensar en que se nos está por ir en unos pocos votos la media sanción.

Me recuesto con la radio abajo de la almohada, hablan de un gesto del gobierno para levantar a dos diputados y que se incline la balanza, pero ese gesto no aparece. No se si duermo o no y sigo escuchando que las sororas no paran y los aliados le piden a la cámara que escuche la marea verde que afuera del congreso no la paran ni los caminantes blancos. ¿Cual va a ser la reacción de esa marea si votan en contra de ellas?

Tres diputadxs peronistas de La Pampa se convierten en héroes y heroínas de capa verde. Estamos ganando literal sobre la hora referí.

Monzó más agotado que maestra jardinera en diciembre habilita la votación.

129 a favor, 125 en contra. Mis gritos y mi llanto que no son míos, asustan a una de mis hijas, no puedo explicarle que esto es pura alegría feminista.


Estamos en la final. Fundido a verde.



Así lo necesitamos, así lo luchamos.

Foto de Macarena Haspert

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