23/5/13

Hacer la calle

Suena el despertador, lo apago a la velocidad de la luz con la única intención de que hiji no se despierte y me pida "que me quede en la cama un ratito más mamá" y ya no poder irme.

Generalmente me dura entre diez y quince minutos un baño reflexivo sobre por qué me tengo que ir, por qué la dejo tantas horas y así con el cuerpo limpio y la conciencia un poco más liviana tengo mi cruce diario con V.
V es la-chica-que-cuida-a-hiji, niñera no. Niñera me da la sensación de señora de la casa que se va al gym mientras ella le cría a los chicos. No se, niñera se me traba en la garganta cuando la quiero nombrar.
Cuando digo cruce, me refiero a pase de funciones: se tiene que bañar, tiene comida en la heladera y pregúntale que quiere llevar al jardín y un montón de cosas más que nunca alcanzan porque a media  mañana me acuerdo de algo más y llamo. Llamo y V. con una tranquilidad rara para quien pasa seis hrs con hiji, me dice que están jugando a tal o cual cosa. Y ahi le digo "ayy que bueno" y yo creo que ella nota la envidia que intento disimular.

Piso la calle y ahí me acuerdo lo que es el invierno.  Bah lo que es él frío. Ese que con suerte te tiene haciendo notas en oficinas y otros organismos públicos.  Pero no siempre es así. 
El puerto no es divertido en invierno cubriendo alguna que otra protesta de unos tipos que para ser honestos sí saben lo que es el frío de verdad. Pero esto se trata de mí no de los muchachos a quienes trato de hablarles como iguales sobre todo cuando son mas de cinco y se hacen los seductores pero con una oratoria más cercana a la de Yayo.

Cuando me toca conducir el informativo, aparte de pensar en los cargos de los funcionarios de turno que tengo que presentar, pienso fuerte en que del otro lado hiji está diciendo "esa es mamá" y es eso lo más cercano a  almorzar juntas que vamos a tener en la semana.

Que duro es hacer la calle. Sobre todo cuando dejas medio cuerpo en casa.

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