No
tengo respuesta a la pregunta ¿Por qué el estado rubrica un acuerdo
con una multinacional para ofrecer empleos por debajo del salario
mínimo vital y móvil?
No
tengo respuesta a esto, pero si tengo algunos datos que quizás nos
puedan servir como herramienta para darnos cuenta porque este
gobierno muestra tanto desprecio por los trabajadores.
McDonalds
es la segunda mayor compañía privada a nivel mundial y los
investigadores han concluido que quienes se emplean en esta empresa
se inscriben en situaciones de precariedad y ausencia de desarrollo
de cara al futuro.
Un
52% de ese empleo en Estados Unidos está subsidiado por el estado y
los salarios son tan precarios que se los complementan con vales de
comida y muchos de sus empleados
viven en refugios porque no les alcanza para poder pagar un alquiler.
El promedio de edad de sus trabajadores, es de 20 años y la
modalidad de trabajo part time que realizan, obedece a la intención
de no ofrecerle a esta masa trabajadora la posibilidad
de acceder a
beneficios sociales.
La
famosa “happy meal” o cajita feliz que la multinacional ofrece,
representa el 20% de sus ganancias por la venta de juguetes y lo ha
convertido en el distribuidor Nº1 de juguetes a nivel mundial.
El
trabajador de Mcdonalds tendría que trabajar 100 años para poder
ganar lo que los CEO's de la empresa ganan en un año, esto sería
alrededor de 8 millones de dólares al año. Todos estos datos se
desprenden de investigaciones y relevamientos hechos por Anahí
Rubin, periodista y psicóloga argentina residente en Nueva York.
Sin
necesidad de profundizar demasiado, queda expuesto el modelo de
empresa que nuestro gobierno permite que use y exprima a nuestros
jóvenes.
El
convenio se anunció con bombos y platillos como la gran posibilidad
para nuestros jóvenes de hacerse un lugar en el salvaje mercado
laboral actual. Un mentira que se resquebraja por si sola cuando uno
hunde la nariz en el mundo perverso de estos contratos.
Ese
convenio incumple con la ley, básicamente por firmar para dar un
salario por debajo del mínimo vital y móvil. Se comprende que por
debajo de ese salario ningún empleador podría contratar a sus
empleados.
Estas
medidas surgen en un contexto y un modelo de país que los respalda,
no ocurren porque sí, no podemos ser tan ingenuos para pensar eso.
O
piensan que en otra ocasión el ministro de trabajo de un país
podría estar empezando a hablar de la reglamentación del derecho a
huelga, posibilitando se produzcan descuentos salariales a aquellos
empleados que hagan uso del derecho mencionado.
Se nota que Triaca ha aprendido muy bien de su padre quien durante el
gobierno de Menem lo impulsaba como la única salida para frenar la
debacle social que se había puesto en marcha.
Si
esto considera el presidente que es trabajo de calidad, le quiero
decir que no se ría en la cara de los trabajadores porque es muy
probable que el precio político sea muy caro para usted que no
disfruta de pagar altos costos en favor de los que menos tienen.
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