Por estas
últimas horas los medios de comunicación masivos y diversos sectores de la
sociedad patriarcal en la que vivimos, intentaban a toda costa bajarle el precio
al Encuentro Nacional de las Mujeres. Siempre con los mismos argumentos y
juicios descarnados que nunca se aplican a otras situaciones de similares
características. Cuando se trata de mujeres los juicios son diferentes.
El fin de
semana caminaron, se abrazaron, debatieron, discutieron, lucharon por las
calles de Rosario más de 80 mil mujeres.
Capaz no te enteraste, capaz lo leíste en alguna red social, amiga, madre o compañera
porque encontrar alguna mención sobre el
Encuentro fue tan o más complicado que pedirle medidas populares a un gobierno
neoliberal.
Y de pronto
sucedió, de pronto Rosario parecía haber estado más cerca que nunca y había que
mostrar las pintadas, las mujeres con el pañuelo verde, las mujeres con la
peluca fucsia que apretaban el puno y corrían de la mano en una marea de
mujeres que parecía interminable.
La marcha no
pasaba frente a la catedral, la marcha debía continuar hasta el monumento, pero
una pintada, una provocación bastó para que el aparato represivo devolviera con
balas de goma y gases lacrimógenos una acción que poco se equipara con el saldo
de heridos que dejó la represión.
Equiparar
pintadas con el accionar represivo de las fuerzas de seguridad resulta un poco
indigno, así como reducir este encuentro a unas fotos con epígrafes tendenciosos
en los portales de los diarios. Les duelen los grafitis sobre paredes inanimadas
y no les tiembla la voz en vomitar indignación y repudio, ahora de la violencia
contra las mujeres y los femicidios que ocurren cada 28 horas en este país ni
una letra, ni una palabra.
Celebro a
todas las mujeres que pasaron por ese encuentro, porque todas sabemos que todos
los temas que se tocaron en los 69 talleres: feminización de la pobreza,
política, salud, aborto, diversidad sexual, violencia obstétrica etc., permiten
comprender cual es el verdadero alcance y sentido de ese espacio que es
nuestro, de las mujeres.
Le pese a
quien le pese, estamos organizadas, luchamos en la calle por nuestros derechos
y no habrá balas que puedan apagar el fuego de aquellas que entendimos que el
camino que vienen trazando esas que pasaron antes que nosotras por acá tiene un
sentido.
Por eso
mujer, escucha, únete a la lucha.
Las fotos son de marcha.org |
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